miércoles, 28 de septiembre de 2011

OSVALDO CORNIDE. Golpista, desestabilizador y amigo de los enemigos del Pueblo y la Patria

“Después de la pobreza y la desocupación, el principal problema de la sociedad es la inseguridad”. Una frase que podríamos escuchar en boca de cualquier persona sensible, o de una víctima del delito o, tal vez, de un político preocupado. Sin embargo, el autor de esta afirmación no es una persona común, difícilmente haya sido víctima del accionar de la delincuencia y su única sensibilidad radica en la sabiduría sobrenatural que posee para pegar el salto en el momento justo antes de que un gobierno amigo pierda popularidad.


Hablamos de Osvaldo Cornide, presidente de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME). Sujeto de pocos escrúpulos y nula fidelidad, ha hecho de la tergiversación de los hechos sociales su principal arma para hacer crecer su fortuna. La frase que da inicio a este texto, la pronunció en 2001, cuando convocaba a viva voz a un “bocinazo” en protesta por la creciente inseguridad en la República Argentina.

Lamentablemente para él, su pedigrí de desestabilizador consuetudinario lo condena. No es que uno dude de su solidaridad para con el prójimo en cuestiones de inseguridad, sino que, directamente, no se le cree una sola palabra. La posterior amistad con el Presidente de la devaluación asimétrica y su incondicionalidad al actual modelo kirchnerista, lo comprueba: no fue la inseguridad, que no ha cesado en su crecimiento exponencial, tanto en cantidad de hechos como en violencia, sino que fue la economía. Su economía, sus intereses, su plata.

Basta con bucear un poco por la historia reciente de nuestro país para encontrar a Cornide inmerso en todos los momentos traumáticos que ha vivido la democracia argentina. Ya a fines de 1975, este sujeto demostraba su voracidad y egoísmo criticando públicamente a todo aquel que pregonara por el sostenimiento del sistema democrático, a quienes calificaba de cobardes y delincuentes.

A principios de 1976, cuando al gobierno constitucional le restaba apenas un año para llamar a elecciones, Cornide se convierte, desde la Unión Comercial Argentina, en la principal figura de la coordinación del paro empresarial. A los colegas que no pensaban como él, los invitaba a que se fueran del país. Así, sin mayores problemas, y orgulloso de la violencia institucional y el terrorismo de Estado, un año después hizo pública su felicitación y apoyo al dictador Videla, de quien destacaba el restablecimiento de la “moral” y –vaya casualidad- la seguridad de los ciudadanos.

Por si esto fuera poco, en 1981 no tuvo mayores impedimentos “morales” para suscribir una protesta junto a la Comisión de Afirmación de la Revolución Libertadora ¿El motivo de la protesta? Un premio de reconocimiento a la trayectoria del periodista Jacobo Timerman.

Quizás, uno puede suponer que Cornide es un sujeto poco adepto a los momentos turbulentos del país y prefiere el orden para el ejercicio de la economía. Debe ser por ello que figura entre los principales financistas de los carapintadas en sus levantamientos contra gobiernos elegidos por mayorías abrumadoras del electorado. 

Su fascinación por la “seguridad” y su afición por los uniformados poco adeptos al respeto de los derechos humanos, ha sido en su vida una constante de coherencia que ha llegado al extremo de enviar una placa de agradecimiento a Luis Patti por su labor en la lucha contra el delito.

El acercamiento al kirchnerismo es inexplicable, no por él, que ha demostrado tener una cintura especial para sobrevivir a dictaduras, levantamientos militares y demás conflictos institucionales traumáticos, sino por la prédica y reivindicación de los derechos humanos que realiza, permanentemente, la gestión iniciada por Néstor Kirchner y que se continúa a través de su viuda, Cristina Fernández.

¿Será la facilitación de dinero que consigue para su sector lo que lo atrae al gobierno? ¿Será el distanciamiento de la UIA lo que llevó a los kirchneristas a fijarse en otras opciones? Sólo ellos lo saben. Mientras tanto, Osvaldo Cornide, continúa en su labor diaria, recibiendo cuantiosos millones de pesos del gobierno nacional, del mismo modo que los recibió de Carlos Menem.

Debe ser por ello que está contento con este modelo. Si se vieran afectados alguno de sus intereses, seguramente ya estaría tramando alguna revuelta, lock out patronal o movimiento desestabilizador para sacarse de encima a quienes el pueblo eligió.

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